Adriano Leite Ribeiro

Adriano Leite Ribeiro nació en Río de Janeiro el 17 de febrero de 1982 y fue criado en el barrio de la Penha, más precisamente en la favela de la "Vila Cruzeiro".

HISTORIA
A los siete años de edad, Adriano ya se destacaba de los demás chicos por la altura y por el gusto de correr detrás del balón. Siempre descalzo, fue en el campo de tierra del "Orden y Progreso" - equipo de la comunidad, donde inició en el fútbol. En la época jugar pelota era un mero pasatiempo para el "Palomita", apodo que el niño había ganado de los colegas por ser llamado al borde del campo por la abuela (siempre durante los partidos), para devorar una olla llena del grano de maíz.


"Hang", el primer equipo


De la familia humilde, con pocos recursos, Adriano contó con el apoyo de todos en casa que se sacrificaban para que él pudiera convertirse en un jugador de fútbol.
Almir, el padre, era "office-boy". Apellidos cariñosamente por los amigos de "Mirim" o "Mirinho", estaba siempre atento a las voluntades del hijo. Una vez, triste por no tener dinero para comprar las ropas de grifes que el hijo tanto le gustaba, "Mirim" fue al cuarto de su hijo y le dijo: "Adriano, no puedo darte regalos caros, pero te voy a dar un equipo de fútbol ". Y para sorpresa del niño, Almir llamó a la habitación del hijo a algunos chicos del área y presentó a todos la camisa del Hang Fútbol Club, equipo que acababa de crear en aquel momento.
"Puedo decir que fue allí donde empecé a convertirme en jugador de fútbol", recuerda Adriano, responsable de los seguidos títulos del Hang en campeonatos en la comunidad. Según el ex zaguero del equipo, Richard Monteiro, cuando el partido era difícil, la jovencita del equipo gritaba: "Ô Adriano, dispara ahí del medio de campo incluso su bomba ..." Y casi siempre los arqueros sólo veían el balón cuando ella ya estaba en el fondo del gol.
Pero que nadie se engañe ... ¡No era por el hecho de que Adriano fuera hijo del "técnico", que él tenía vaga cautiva en el equipo! En la época, cuando no estaba jugando bien (lo que era raro), el padre lo reemplazaba. A él no le gustaba y se salía de campo. "Fue bueno haber gastado este tipo de energía allí, pues hoy soy un atleta tranquilo y que también sé de la importancia del esquema táctico. Si los técnicos de los equipos por los que actúan creen que tengo que salir para cambiar la dinámica de los juegos, voy a respetarlos.
-Hoje Adriano recuerda con nostalgia de su padre, fallecido pocos días después de la conquista de la Copa América, en 2004. En sus palabras cariñosas al padre, constan siempre la gratitud y el reconocimiento por el incentivo en los tiempos en que el fútbol era sólo una broma: "Fue mi hincha número uno. Siempre creyó en mí.